Como los Rockefeller destruyeron la medicina natural

Tras analizar las diferencias entre Pasteur y Béchamp debemos indagar ahora en como la industria dio un vuelco radical hacia esa nueva “medicina salvadora” emergente que apareció como una ola que arraso con todo y para ello aunque la gente te vea extrañada si hablas de las propiedades curativas de las plantas o de cualquier otra práctica holística. Debemos indagar en las profundidades de este escabroso lago lleno de traiciones, mentiras políticas y mucho dinero detrás del sistema médico moderno.

Viajemos alrededor del siglo XX, cuando se descubrió la posibilidad de crear todo a partir de algo que estaba en auge, el petróleo, el linaje Rockefeller apostó fuertemente a partir de aquí por la obtención de drogas farmacéuticas a partir de petroquímicos. Pero había un problema, el plan de los Rockefeller para la industria médica no podía tener ninguna avance ni sentido debido a la radical popularidad de la medicina natural en los Estados Unidos. Casi la mitad de los médicos de la época y colegios de medicina practicaban lo que se denominaba la medicina holística, utilizando el conocimiento de zonas Europeas y nativos americanos. Fue así que la familia Rockefeller tras muchas vueltas y estudios encontró la manera de deshacerse de su mayor competencia usando la clásica fórmula de la dialéctica hegeliana el clásico “solución-problema-reacción.” Es decir, crear un problema con el que asustar a la gente, y luego ofrecer una solución previamente planificada.

                                   

Todo comenzó con John Davidson Rockefeller (1839-1937), un monopolista, magnate del petróleo y primer multimillonario de los Estados Unidos. A comienzos del siglo XX, Rockefeller controlaba nada menos que el 90% de todas las refinerías de petróleo en los EE.UU. a través de su compañía petrolera, Standard Oil, que luego se dividió para convertirse en Chevron, Exxon, Mobil, etc.

Al mismo tiempo, alrededor del año 1900, los científicos descubrieron los “productos petroquímicos” y la capacidad de crear todo tipo de productos a partir del petróleo. Por ejemplo, el primer plástico, llamado baquelita, se fabricó a partir del petróleo en 1907. Los científicos descubrieron varias vitaminas y supusieron que muchas drogas farmacéuticas podrían obtenerse a través de el.

Rockefeller no tardo en ver una maravillosa oportunidad de monopolizar no solo las industrias de petróleo, sino también de la química y de la medicina al mismo tiempo, lo que vendría a ser un negocio redondo.

Lo mejor de los productos petroquímicos era que todo podía patentarse y venderse con altísimos beneficios. El problema era que las medicinas naturales / herbales eran muy populares en Estados Unidos en ese momento. Casi la mitad de los médicos y colegios de medicina practicaban la medicina holística, utilizando el conocimiento de Europa y los nativos americanos.

Rockefeller tuvo que encontrar la manera de deshacerse de su mayor competencia. Así que usó la clásica fórmula de la dialéctica hegeliana: “solución-problema-reacción”. Es decir, creó un problema para asustar a la gente, y luego ofreció una solución previamente planificada.

Rockefeller se dirigió a su amigo Andrew Carnegie, quien habia logrado ganar dinero al monopolizar la industria del acero y seria quien ideó un plan para acabar con esta sabiduría legendaria.

 

Desde la prestigiosa Fundación Carnegie, enviaron a un hombre llamado Abraham Flexner para que viajara por todo el país e informara sobre el estado de todos los hospitales y los colegios médicos.

Esto llevó a la redacción del Informe Flexner, que dio origen a la medicina moderna tal como la conocemos, a través del cual se hablaba de la necesidad de modernizar y centralizar las instituciones médicas. Sobre la base de este informe, más de la mitad de todas las universidades de medicina fueron cerradas casi de inmediato.

                                   

La homeopatía y la medicina natural fueron objeto de burlas y fueron demonizadas. Muchos médicos que trabajaban en ella con sus métodos ancestrales funcionales incluso fueron encarcelados.

Para ayudar con la transición y cambiar las mentes en poco tiempo de otros médicos y científicos, Rockefeller donó nada menos que más de $100 millones a colegios y hospitales y fundó un grupo de líderes filantrópicos llamado “Junta General de Educación” (GEB).

En muy poco tiempo, todas las facultades de medicina se modernizaron y homogeneizaron. Todos los estudiantes pasaron a aprender lo mismo, y la medicina a partir de aquí tan solo consistía en usar medicamentos patentados.

Los científicos recibieron subvenciones millonarias para estudiar cómo las plantas curaban las enfermedades, pero lógicamente su objetivo final era identificar primero qué sustancias químicas en la planta eran efectivas y luego replicar una sustancia química similar, pero no idéntica, en el laboratorio que pudiera ser patentada mediante el petróleo.

“Denle una pastilla al enfermo” se convirtió en el mantra de la medicina moderna.

Así que ahora, 100 años después, estamos produciendo médicos que no saben nada sobre los beneficios de la nutrición o las hierbas o cualquier tipo de práctica holística. En cambio, tenemos toda una sociedad que está esclavizada a las corporaciones y que todavía las asocian a la idea de bienestar.

Los Estados Unidos gasta el 15% de su PIB en atención médica, pero no se enfoca en la cura, sino en los síntomas, creando así clientes recurrentes. No existe cura industrial para el cáncer, la diabetes, el autismo, el asma o incluso la gripe.

 

Después de todo, ¿para qué querrían curas reales, si ellos forman parte de un sistema fundado por oligarcas y plutócratas internacionales con el único objetivo del beneficio y el control poblacional, y no por médicos reales?

En cuanto al cáncer, la Sociedad Americana del Cáncer fue fundada por nada menos que Rockefeller en 1913.

Pero volvamos un instante al término del informe Flexner, a partir de dicho informe, la AMA (American Medical Association) y los AAMC (Association of American Medical Colleges) hicieron cambios radicales en la enseñanza y la práctica de la medicina, entre 1910 y 1925. Las facultades de medicina y los hospitales debían adoptar todas las recomendaciones consignadas en él. Este cambio llevó a que el número de escuelas de medicina pasara de 650 a 50. Los alumnos se redujeron de 7.500 a 2.500. Dentro de las recomendaciones estaba, por ejemplo, la eliminación de las mujeres del servicio médico, así como de personas de color.

El informe Flexner introdujo tres de los cambios en la medicina, que se mantienen hasta la actualidad.

  • El primero, el énfasis biológico de esta disciplina; en otras palabras, la separación de cuerpo y mente en los tratamientos.
  • El segundo, la departamentalización de la medicina, es decir, su división por especialidades y subespecialidades, por oposición a la “medicina integral”.
  • El tercero, el uso de fármacos como tratamiento de base para prácticamente cualquier enfermedad.

El informe Flexner ha sido objeto de críticas desde su surgimiento. Pese a todo, se ha impuesto como paradigma de la medicina. La Fundación Human Race es una de las entidades que ha planteado grandes interrogantes en torno a la validez del famoso informe. El primero de ellos tiene que ver con su propio origen.(1.3 Informe Flexner adjunto en disco).

 

La pregunta podría expresarse de este modo:

¿fue una coincidencia que John D. Rockefeller financiara el estudio que luego dio origen a los tratamientos preferentemente farmacológicos, cuando él era el magnate del petróleo y recientemente se había descubierto la forma de hacer medicamentos a partir de ese compuesto?

Parece, cuanto menos, una pregunta razonable.

Otra de las grandes críticas del informe Flexner es la doctora Ghislaine Lanctot, autora del libro La mafia médica. En una entrevista para Discovery Salud, Lanctot señaló que:

 “La estrategia consiste, en suma, en tener enfermos crónicos que tengan que consumir todo tipo de productos paliativos , es decir, para tratar solo síntomas; medicamentos para aliviar el dolor, bajar la fiebre, disminuir la inflamación … pero NUNCA fármacos que puedan resolver una dolencia. Eso no es rentable”.

 John Davidson Rockefeller (1839-1937)

Andrew Carnegie

Informe Flexner

La evolución de Standard Oil

El Instituto Rockefeller se fundó en 1901 con la fortuna generada mediante Standard Oil, convirtiéndose así en el primer instituto Biomédico de Estados Unidos y tomó como referencia el instituto Pasteur en Francia 1888 y el instituto Robert Koch en Alemania (1891).

Instituto Rockefeller

Instituto Pasteur

Instituto Robert Koch

Simón Flexner, sería el primer Director del instituto Rockefeller,  quien debía tomar las riendas y encargarse de desmantelar todo el sistema medico natural existente aunque el responsable final sería Abraham Flexner (su hermano) quien tendría el cargo de realizar el informe Flexner que no tardaria en desarrollar junto a la Asociación Médica Americana (AMA), que estaba dirigida en ese momento por por George H Simons también director de la revista de la asociación médica estadounidense (JAMA) una publicación que se distribuía y llegaba a cerca de 80.000 doctores americanos.

Junto a ellos, además, El Consejo Rockefeller de educación General y la fundación Carnegie, todo desarrollado mediante un plan minuciosamente premeditado con el que no solo pretendían controlar la industria entera de la farmacología, sino que además podrían aprobar ellos mismos los productos y medicamentos que quisieran lanzar al mercado. Un negocio totalmente suculento que permitiría utilizar todo el desecho petrolífero. Las escuelas finalmente aprobadas recibirían financiación de la fundación Rockefeller para renovarse y remodelarse al completo dejando atrás todo el sistema existente, centrándose a partir de aquí en el plan de estudio previsto e impuesto por esta fundación que traería como verdad absoluta la aprobada teoría de Pasteur. Para el año 1919 la fundación Rockefeller y el consejo de educación Rockefeller, habían desembolsado la friolera de 5.000.000 de dólares a las escuelas medicas John Hopkins, Yale y la universidad de Washington en St. Louis.

En 1919 John D. Rockefeller dona otros 20.000.000 de dólares en valores “para el avance de la educación médica en los Estados Unidos”.

 

El microscopio sería uno de los grandes aliados y la excusa perfecta para la ciencia que basaba su teoría en la simple observación, por lo que la conclusión fue la siguiente:

“puedo ver la diferencia entre un tejido sano y uno enfermo y una de las diferencias es que esas pequeñas criaturas están ahí comiendo restos de células”.

A partir de aquí el crudo objetivo de la ciencia fue el tratar de demostrar que esas pequeñas criaturas provenían del exterior y eran las responsables de enfermedades y contagios letales para crear así una supuesta base del miedo que fuese firme y que permitiese el arranque de esta gran industria que ya estaba planeada y lista para ponerse en marcha, tan solo necesitaba un pequeño empujón.

Entro en escena Robert Koch quien trato de ofrecer una de las explicaciones en la que la ciencia oficial podría basar su fe hasta la actualidad sin ser practicamente cuestionada y esta fue expuesta por el profesor Robert Koch (1843-1910) Medico alemán, premio nobel de medicina en 1905 y muy famoso por ser el primero en identificar el bacilo de la tuberculosis, es decir las bacterias que causan esta enfermedad. Nadie mejor que el y todo este elenco de medallas para provocar una aceptación inmediata de su versión sin apenas revisión cuando este dijo lo siguiente;

“esta es la forma en la que se puede probar que una bacteria está causando la enfermedad”.

la comunidad científica acepto sin cuestionar esta propuesta convirtiéndose en uno de los pilares base de la medicina actual, pilar que arrastramos hasta nuestros tiempos.

Este doctor, desarrollara los conocidos “Postulados de Koch”. Que explica las condiciones que deben producirse para que un organismo pueda ser considerado causante de una enfermedad”.


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